El Infierno llamado Palestina



    Palestina, el sólo sonido de la palabra duele profundamente, las múltiples tragedias cotidianas que las personas de su pueblo sufren son inenarrables.

    Se nos dijo que los conflictos mundiales del siglo xx dejaron tal herida que los países más influyentes construyeron herramientas políticas para que no volvieran a repetirse actos de genocidio o violencia indiscriminada de un país o de un grupo sobre otro más débil. Esto es una profunda mentira. Desde el fin de la segunda guerra mundial, marcada por dos masacres nucleares, la humanidad ha sido testigo de viejas y novedosas maneras en que los poderosos avasallan a los débiles.

    Palestina es el triste ejemplo de esto, por largas décadas han sido uno de los grupos humanos más hostilizados, asesinados, segregados y deshumanizados, ahora son también víctimas de una matanza indiscriminada y de la hambruna y falta de los más elementales derechos humanos y servicios básicos. La situación infernal que viven todos los días debería doler en el corazón de cualquier ser humano.
    A diferencia del pasado en que estos actos podían tratar de encubrirse o disfrazarse, hoy son inocultables las noticias del infierno cotidiano que sufre un pueblo, preso en una inmensa prisión de pocas decenas de kilómetros. Todos podemos atestiguar en las redes sociales o en las noticias oficiales cómo es diezmado poco a poco y día a día de manera atroz. 
    
    Las imágenes cotidianas de niños, mujeres y familias enteras asesinados sin remordimiento alguno hielan la sangre. Largas líneas de cuerpos alineados para ser enterrados en fosas de decenas de metros de largo sin que haya responsables o sanciones deberían ser suficientes para exigir una investigación seria para llevar un poco de justicia a los familiares de tantas víctimas.

    Cualquier padre o madre del mundo debería sentir una profunda angustia y tristeza al imaginar el dolor de los padres y madres palestinos al tener que rescatar los cuerpos inertes y destazados de sus hijos de las ruinas de sus hogares bombardeados o incluso peor, imaginar a niños pequeños buscando a sus padres o familiares entre los escombros. 
    La cifra de civiles palestinos muertos, en su mayoría mujeres y niños, en la Franja de Gaza es de más de 30 mil y más de 70 mil heridos, desde que Israel empezó su campaña de bombardeos indiscriminados.

    Aun cuando al mismo tiempo se condenen los actos de violencia que realizó el grupo Hamas hace unos meses y que resultó en 1200 personas muertas y 250 rehenes, la respuesta ha sido desproporcionada y ha provocado una catástrofe humanitaria haciendo objetivos de escuelas y hospitales, niños y mujeres asesinados en bombardeos a zonas residenciales, iglesias, sitios históricos, fuentes de alimento y agua.     

    También asesinatos de personas que se arremolinan en las entregas de ayuda humanitaria, médicos, periodistas, personal de emergencia y de la ONU, Médicos sin Fronteras, no hay diferencia alguna para la población de dos millones de personas en la franja de Gaza, todos pueden morir sin que haya una respuesta decisiva de la comunidad internacional.
    Al mundo no le parece importar lo que el actual gobierno israelí haga con el pueblo palestino, no sólo de Gaza, también los palestinos en Cisjordania viven el mismo régimen de carencias y ausencia de derechos humanos que vive un pueblo sujeto a un régimen deapartheid. Esto no es una historia nueva, varias generaciones han sido testigos de la inhumana barbarie que se desata sobre el menguado pueblo palestino.

    Una pequeña fracción de las desventuras que sufren cada día los hombres, mujeres y niños del pueblo palestino sería causa suficiente para paralizar cualquier relación mundial con el régimen israelí y detener esta barbarie, pero es difícil de creer cómo, con pocas excepciones, países y sociedades del mundo pueden ignorar el injusto sufrimiento de otro pueblo. El día de hoy: la mitad de la población, unos 2,2 millones de personas, corren el riesgo de morir de hambre mientras el gobierno israelí impide que les llegue ayuda humanitaria suficiente.

    Es imposible no tener el corazón roto al saber que hay cientos de niños y niñas huérfanos que deambulan solos en Gaza, sin saber porque toda su familia está muerta.
    Ya lo había dicho Eduardo Galeano desde hace más de 10 años: “Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Gaza se convirtió en una ratonera sin salida. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina”.

    Nelson Mandela, en un discurso en Pretoria en 1997 equiparó la lucha contra el apartheid de los sudafricanos con la de los palestinos: "Sabemos demasiado bien que nuestra libertad no será completa sin la libertad de los palestinos".
    En 2002, Desmond Tutu, arzobispo ganador del Premio Nobel de la Paz escribió "He estado en los Territorios Palestinos Ocupados, y he presenciado las condiciones que experimentamos en Sudáfrica bajo el sistema racista del Apartheid". El 29 de diciembre de 2023, Sudáfrica presentó una denuncia contra Israel por genocidio en Gaza ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), del tribunal de la ONU.

    Incluso, ya hace más de 40 años en un discurso ante la ONU en 1979, Fidel Castro dijo: “Despojados de sus tierras, expulsados de su propia patria, dispersados por el mundo, perseguidos y asesinados, los heroicos palestinos constituyen un ejemplo impresionante de abnegación y patriotismo y son el símbolo vivo del crimen más grande de nuestra época”.

    "Las operaciones militares de Israel han sembrado la destrucción masiva y han matado a civiles a una escala sin precedentes durante mi mandato como secretario general de la ONU", declaró apenas hace unos días António Guterres.
    Desde el comienzo de la ocupación israelí de 1967, el pueblo palestino ha sido víctima un régimen de apartheid un continuo y acelerado exterminio. Las personas en Gaza han sido encerradas en una demencial e inhumana trampa donde conviven con la muerte, el hambre, el dolor y el miedo sin ser culpables más que de ser palestinos. Familias enteras han sido destruidas por las bombas de uno de los ejércitos más poderosos del mundo, que los asesinan sin ningún remordimiento, sin ninguna culpa y sin ningún castigo.
    
    No sentir solidaridad y empatía con un pueblo que ha sido vulnerado por generaciones de sus más elementales condiciones de vida, es ser cómplice de quienes hacen este daño.

    La primera necesidad para resolver este conflicto es denunciar este lento genocidio para que pueblos y gobiernos del mundo logren presionar hasta lograr un cese al fuego definitivo y más adelante pugnar por la creación de dos estados independientes y vecinos, lo cual rechaza el gobierno israelí. 
    
    También habrá que presionar para que haya justicia por tantos palestinos muertos, heridos y dejados a su suerte en un lugar que hoy es el infierno en la tierra y por el que pocos se preocupan. 
        Que lo injusto no nos sea indiferente.

Recursos sobre Palestina:

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mujeres Trans en Deportes de Alto Rendimiento