Mujeres Trans en Deportes de Alto Rendimiento

Existe un tema que ha estado navegando los mares de las redes sociales desde hace algunos años, aunque ha existido desde hace décadas y que ha dividido aún más por lo delicado de su naturaleza: ¿deberían las mujeres trans participar en los espacios que son de las mujeres de nacimiento? Ejemplos cómo los baños públicos, las competencias deportivas, los espacios de representación política, las prisiones, los colectivos feministas. 

La opinión final debería ser sin duda de las mujeres, pero esta respuesta implica la pregunta doble de cuales mujeres o quienes son mujeres.

Si existe un movimiento social que ha luchado más fuerte que otros y que ha tratado de ser transversal en muchos sentidos es el feminismo, que ha defendido muchas veces que no son las diferencias biológicas las que deben determinar la valía de una persona, pero esta pregunta llega justo al fondo de su génesis. Preguntar quienes son mujeres y si las mujeres trans tienen un espacio en esta lucha. En palabras de la activista trans Diana Cardo:

“Existe un feminismo donde cabemos todas, cada una con sus particularidades”, explica, y pide poner a prueba la pregunta “¿tienen cabida las mujeres trans en el feminismo?” sustituyendo “trans” por otro adjetivo: “¿Las mujeres negras caben en el feminismo? ¿Y las mujeres árabes? Sí, claro que sí. ¿Tienen particularidades diferentes a las de las feministas blancas de países occidentales? Sí, porque las mujeres no somos homogéneas”.

Pero, al contrario, muchas mujeres, participantes o no de la lucha feminista han expresado un marcado rechazo a la inclusión de las mujeres trans en sus espacios y creo que esto, por sí sólo, debiera ser la razón por la cual las no deberían ocupar esos espacios. 

Es decir, si existe una cuota de género en espacios de representación política esos espacios no deberían ser ocupados por mujeres trans pero si recibir sus propios espacios de representación, si existen colectivos feministas que deciden no aceptar a las mujeres feministas no deberían ser obligadas a abrir sus espacios, si en las prisiones hay espacios de hombre y mujer puede haber espacios para personas trans, lo mismo con los baños públicos, las mujeres no debería tener que ser obligadas a compartirlos con personas de genitales masculinos, pero si deberían existir baños universales.

Si las mujeres trans apoyan la lucha feminista y una parte de las mujeres no está de acuerdo en su participación, por simple respeto deberían entonces crear sus propios espacios.

El ejemplo más palpable de una exagerada desigualdad entre las “mujeres biológicas” y las “mujeres trans” es los deportes. Natación, boxeo, ciclismo, golf, atletismo, y una decena de deportes a lo largo del mundo han permitido que mujeres trans compitan resultando en notorias victorias que han dejado muy por detrás a las competidoras tradicionales. Al permitir a una mujer trans competir en categorías femeninas se ha dado un notorio desnivel de condiciones. 

Valentina Petrillo, antes Fabrizio, quien realizó su transición en su edad madura, incluso años después de haber tenido un hijo y de competir como hombre en carreras de alto rendimiento paralímpico de debilidad visual en los 100, 200 y 400 metros, cuando aún era hombre. Compitió en Italia en la categoría femenina de 200 metros, dejando récords mundiales con marcas imposibles de conseguir para una mujer biológica. Sus contrincantes denunciaron que “Mantiene características masculinas que atentan contra los principios de lealtad y de equidad en la base de toda competición deportiva". 

Lo mismo pasa con Lia Thomas, quien, en 2022, después de 4 años de competir cómo hombre, donde nunca calificó dentro de los mejores 600, se convirtió en la primera nadadora transgénero en ganar un campeonato nacional de la división en cualquier deporte en EE UU, después en vencer la carrera de estilo libre femenino de 500 metros, ante la evidente desaprobación de sus competidoras que denunciaron desigualdad de condiciones para una competencia justa: 

"Además de haber sido forzadas a renunciar a nuestros premios, títulos y oportunidades, se nos obligó a compartir el vestuario con Thomas, un hombre de 22 años que mide 1,90 y aún mantenía sus genitales masculinos. Permítanme ser clara: no se nos advirtió esto ni se nos preguntó por nuestra aprobación. Puedo confirmar la extrema incomodidad dentro del vestuario cuando te dabas la vuelta y veías a un hombre mirándote cómo te desvestías mientras él se desnudaba".

Existen cada vez más ejemplos de cómo mujeres trans incursionan en los deportes en categorías femeninas, destrozando récords mundiales, la ciclista Tiffany Thomas, la boxeadora Imane Khelif, la levantadora de peso Laurel Hubbard quien compitió en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y fue la primera atleta transgénero en participar de los Juegos. 

Existen ciertas pautas que permiten hacer un breve análisis sobre estas desigualdades. 

Lo primero es tan simple y complicado cómo una hormona: la testosterona, una hormona que participa en el desarrollo de los genitales y en la aparición de los caracteres sexuales, pero que también determina el crecimientos y fortaleza de músculos y huesos y es predominantemente masculina, es decir que un hombre biológico que haya pasado por la pubertad, aunque después haga su transición, cuenta con una evidente ventaja en la constitución de su cuerpo y capacidades físicas. Incluso con terapias de reducción de testosterona su capacidad muscular sigue siendo muy superior al de las mujeres biológicas. 

Ante estas disyuntivas el Comité Olímpico Internacional COI decidió que no es capaz de decidir o regularizar o en este tema, pero si determinó que será cada federación la encargada avalar o no la participación de personas trans, según la ventaja competitiva respecto a sus rivales. Esta decisión destaca por comprender, en primer lugar lo diferentes que son los deportes entre ellos. No puede aplicarse la misma norma a un deporte individual que a uno de conjunto, uno de resistencia que a uno de fuerza, etc. 

Ha sido la Federación Internacional de Atletismo una de las primeras en determinar una legislación al respecto y anunció que ninguna mujer trans que haya pasado por la pubertad cómo hombre podrá participar en competiciones que puntúen para su ranking internacional y que prefería “priorizar el criterio de igualdad e integridad sobre el de inclusión”. Esta determinación no se limita a la participación de las mujeres transgénero, sino también las mujeres con desarrollo sexual diferente (DSD), como la surafricana Caster Semenya, cuyo cuerpo produce niveles inusualmente altos de testosterona que, según estudios científicos aportados por la Federación, les proporciona una ventaja injusta y significativa.

Finalmente, es claro que no se le puede prohibir a ninguna persona, trans o no, de practicar el deporte que quiera, pero si debe haber una regulación en temas que protejan la justa competición, en condiciones de igualdad y de confort para las y los participantes de deportes de alta competición. Es innegable que quienes tienen o hayan tenido una carga de testosterona tiene una venta injusta frente a quienes no la tienen. Incluso son muchas las federaciones que están discutiendo la creación de una tercera categoría para competiciones profesionales que incluya a las mujeres trans.

En mi personal opinión, creo que las mujeres trans no deben ocupar los espacios que se han ganado las mujeres en décadas de lucha, deben ganarse sus propios espacios, esto no significa discriminación, no significa que no puedan practicar deportes y competir o ocupar puestos políticos o tener colectivos o acceder a los puestos de trabajo que quieran, pero no significa que deban adueñarse de los espacios o derechos que son de las mujeres biológicas.

Las "mujeres trans" necesitan luchar y crear sus espacios propios, no adueñarse de los que se han ganado las mujeres, porque entonces parece una última embestida de hombres genéticos queriendo usurpar los espacios que tanto les ha costado ganar a las mujeres en lucha feminista. 

Curiosamente no existen casos de mujeres biológicas que ahora sean hombres trans que hayan participado y destacado en deportes masculinos.

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