Este es el primer texto de varios que escribiré a lo largo de los proximos días; el tema será lo de menos y la exactitud también. La única intención es escribir y dar vida  a aquellos temas que naturalmente tienden a vivir en mi mente y piden salir. 

EL HOY COMIENZA EN EL AYER

Ayer es una palabra que usamos para tratar de definir el pasado, lo que ha quedado atrás en nuestras vidas y experiencias. 

Tendemos a creer que el futuro está frente a nostros, esperandonos, dandonos la cara cómo si fuera el sol pero en la cosmovisión de los los indigenas de estas tierras, lo que tenemos frente a nosotros es nuestro pasado, para que lo examinemos una y otra vez, para evaluar nuestros aciertos y fallos; y es el  futuro lo que está a nuestras espaldas porque avanzamos a él sin sospechar lo que nos espera. 

Pero los sabios de todas las tierras saben que el futuro es lo que construyamos hoy, así cómo nuestro presente lo construimos en inumerables ayeres. O por lo menos eso intentamos. Así tratamos de  definir que es el tiempo, ese valioso bien que tenemos en escaso volumen, no importa cuanto nos haya tocado, el tiempo que tenemos es siempre breve y siempre mal aprovechado. 

Esperamos que el tiempo futuro sea mejor que el anterior y casi nunca analizamos el tiempo que llamamos presente, hoy, ahora; en el inexorable flujo el tiempo el momento que llamamos ahora dura aproximadamente 25 segundos, esa es nuestra percepción, el maximo esfuerzo que hace nuestra mente y nuestra alma para vivir el hoy. 

El tiempo es una trampa y una salída. 10 años suena a mucho tiempo, pero para algunos es la mitad del tiempo que les tocó, para otros es el doble de la vida que vivirán. Para la mayoría de nosotros es sólo una frase sin sentido ya que diez años se miden por lo que vivimos en ellos. 

Un viejo amigo salió hace apenas unos meses de prisión, lugar donde vivió desde que salimos de preparatoria, hace más de diez años, cuando supe que había salido lo único que pude  pensar era que no había momento mejor para dar gracias. 

Diez años son más de tres mil amaneceres, quinientos fines de semana, veinte temporadas deportivas, casi tres olimpiadas o mundiales de futbol, doscientos estrenos de películas. ¿Cuantos besos y abrazos se pueden perder en diez años?  ¿Cuanta ropa nueva, usada y deshechada?  
Me imagino que cuando mi amigo salió de su respectivo Centro de Readaptación Social, se imaginó a si mismo como Rip van Winkle personaje de un cuento de Washington Irving que durmió por veinte años  y al despertar estaba en un mundo que no conocía. 

Mi amigo nunca tuvo celular y el internet apenas despuntaba, cuando dejó el mundo de "afuera" el fin del mundo sería en el año dos mil debido a Y2K. No había facebook o twitter y nadie hablaba de pirateria en linea o de palabras cómo downlodear o googlear. 
Pero mi amigo aprovechó el tiempo que pasó separado del resto del mundo; acabó sus estudios y ahora es abogado, estudió carpintería, mecánica y electricidad, se mantuvo saludable en cuerpo y alma pese a todo el infierno que seguro vivió.

Tiempo es una palabra engañosa. Para él y para el resto de nosotros. Al final no podría decir quien lo vivió de mejor manera. Pero no se engañen no me quejo, mis días siempre han estado llenos de vida y agradezco por ello.

eK 
    

Comentarios

Entradas populares de este blog

Denegar, Defender, Deponer.

Verdades Incómodas sobre Ecología

Lobos y Cuervos Cazando Juntos